El informe “Strategic Dialogue on the Future of EU Agriculture”, presentado por Ursula von der Leyen el 4 de septiembre, propone una nueva visión para los sistemas agroalimentarios europeos, anclada en la urgente necesidad de transformación de la industria y de los hábitos de consumo frente a los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En España, el sector agroalimentario es responsable del 12% de las emisiones de CO2. El cumplimiento de los objetivos de descarbonización de nuestra economía pasa, también, por impulsar y facilitar entre todos un cambio de paradigma en nuestra manera de alimentarnos. En ese sentido, la industria alimentaria, vector imprescindible de crecimiento del PIB español, tiene la oportunidad de situarse del lado de las soluciones si, entre muchas otras cosas, abraza el dinamismo sostenible que aportan las categorías plant-based.
En el documento de la Comisión Von der Leyen, un grupo de 29 expertos, liderado por Peter Strohschneider, aborda la producción, distribución y consumo de alimentos desde el análisis de la implicación de diversos actores, como productores, consumidores y la sociedad civil. El informe enfatiza la necesidad de políticas alimentarias más sociales y sostenibles y de promover entornos que faciliten dietas equilibradas y accesibles. Además, refleja la tendencia creciente en la UE hacia la reducción del consumo de productos de origen animal y el fomento de proteínas de origen vegetal, y reclama opciones más atractivas y asequibles para los consumidores. En este sentido, la transición hacia una dieta plant-based es esencial para lograr un sistema alimentario más sostenible y resiliente.
Las opciones plant-based han ganado protagonismo en la dieta de millones de europeos, y se espera que esta tendencia siga creciendo. En España, 6 de cada 10 personas ya consumen productos de origen vegetal y 5 de cada 10 planean aumentar su consumo en los próximos meses, según el Observatorio de Consumo de la Alimentación plant-based en España de Vegetales. Es decir, que los ciudadanos y las familias españolas están incorporando progresivamente a su dieta los alimentos y bebidas plant-based. Y lo hacen, de hecho, diferenciando perfectamente el origen y etiquetado de los distintos alimentos que incorporan a su cesta. El 71% de los españoles considera que el etiquetado de estos productos es uno de los aspectos más relevantes, según la encuesta europea Smart Protein. Esto muestra que los alimentos vegetales deben ocupar un papel protagonista, como exigen la Comisión Europea o la FAO, en el cambio de paradigma en los sistemas alimentarios que exige el cumplimiento de los objetivos de lucha contra el cambio climático.
El informe de los principales expertos europeos exhorta a la Comisión Europea a desarrollar un Plan de Acción para Alimentos plant-based en 2026, con el fin de mejorar toda la cadena alimentaria de estos productos, desde la producción hasta el consumo. Y reclaman que su correcto desarrollo se realice a través de una regulación específica adecuada, tal y como reclaman en España los productores de bebidas y alimentos de base vegetal a través de Vegetales. También es muy claro el mencionado informe sobre la necesidad de reformar los programas escolares para integrar los alimentos vegetales desde la infancia, con el fin de promover hábitos sostenibles y saludables. En Vegetales, apoyamos esta inclusión, ya que el 65% de los españoles considera fundamental que formen parte de las dietas escolares para fomentar su consumo desde temprana edad y construir así una ciudadanía más consciente de los retos colectivos que afrontamos, según el Observatorio de Consumo de Alimentación plant-based en España.
En esta línea, desde Vegetales consideramos que la transformación agroalimentaria hacia dietas plant-based no solo es una oportunidad, sino una necesidad urgente. Creemos firmemente que el éxito de la transición climática y alimentaria depende en gran medida de una regulación específica y clara que defina con precisión la categoría de alimentos y bebidas de origen vegetal. Esta regulación es clave para garantizar la seguridad a lo largo de toda la cadena alimentaria, brindar confianza a los consumidores y asegurar que el sector plant-based pueda integrarse plenamente en el ecosistema agroalimentario europeo y nacional. En Europa, ha llegado la hora del cambio. Y, por eso, instamos a los legisladores a actuar con rapidez para garantizar que España aprovecha todas las oportunidades que ofrece una transformación alimentaria profunda y sostenible, en la que deben convivir las distintas opciones que enriquecen la cesta de la compra de los ciudadanos.